Había ganas de triatlón después del desastre de Villagarcía, olímpico y sin drafting, como los puristas de este deporte dicen que tiene que hacerse, nada de ir a rueda, tú sólo contra el mundo. Y el mundo está vez estaba en el sur de Galicia, en Baiona, donde desembarcamos un montón de NoSportLimits cual hermanos Pinzón allá por el año 1493. Y allí estaba una réplica de la Pinta, esperándonos en el muelle. A su lado nadamos para terminar esos 1.500 metros que dieron comienzo a esta edición.

Allí estaba también el Parador, enclavado en su península, recibiendo al atlántico que a su vez nos recibió a nosotros con sus aguas, no muy frías y sobre todo muy calmadas. Se nadó rápido, en un recorrido a una vuelta, con muchas boyas que permitían fraccionar el objetivo a los que lo de nadar aún nos cuesta un poco.

Al lado del Parador estaba también la transición, en un sitio muy cómodo para los triatletas por cierto. Allí estaba Jorge, esperándonos por la mañana mientras preparábamos el material, con su cámara lista para disparar. Las fotos ya las veréis aquí en el blog, que son unas pocas creo, que crack!

De la transición partimos en bici dirección A Guarda, carretera llena de toboganes, pero muy rápida, sin descanso eso sí, pero preciosa también, todo el tiempo con el atlántico al lado, desde que nos metimos en sus aguas ya no nos abandonó durante toda la prueba. La media de la bici muy alta, de las que se sufren pero te hacen disfrutar, creo que no me saqué la sonrisa en los 40 kms. Lo de sin drafting, bueno, digamos que hubo de todo y vamos a dejarlo ahí.

Al bajarnos de la bici, de nuevo el Parador nos estaba esperando, invitándonos a darnos una vuelta por su península, con el atlántico acompañándonos por supuesto, una zona preciosa que desembocaba en la recta final de la Vig-Bay, que primero hacíamos en dirección contraria y a la vuelta permitía recordarse a uno mismo entrando en meta de una de las mejores medias maratones de Galicia.

La segunda vuelta se hizo larga pero al final estaba la recompensa, 2 horas y medias justas para debutar en la distancia, buen sabor de boca acompañado por ese pedazo de bocata de jamón que había en meta y esa cañita fresquita, detallazo de una organización que estuvo a la altura de un triatlón espectacular. Tengo la sensación de que ha entrado en mi calendario para quedarse.