I Trofeo Ciclocross Avanza por Pirucho Pequeno
Como todos los fines de semana, festivos y demás días de esparcimiento y relajación, el puente se esfumo en un abrir y cerrar de ojos. Esta semana grande del Cx gallego ha cundido por una temporada entera, esparcimiento ha habido un rato largo pero de relajación “na de na”.
De domingo a domingo, siete días y cuatro carreras, Vivero, Boiro, Pontevedra y Porriño. Más de 1000 kilómetros, de este a oeste y de norte a sur, por todo el territorio gallego. Buff!…que pereza!…como es que se os da por hacer eso?…como lo soportáis?. Pues muy sencillo, hemos encontrado lo que nos apasiona, lo que amamos hacer, esa cosa que somos capaces de hacer aunque nos desvele, que ocupa tiempo y devora dinero. Estamos enamorados de nuestra pasión y sin darnos cuenta nos hemos comprometido con ella, y cuando le contamos al mundo cuál es se nos acelera el corazón, nos brillan los ojos y no podemos dejar de hablar de ella. Es nuestro motor y nos mueve por más de 1000 kilómetros y a través de temporales, el ciclocross. Que contiene un veneno y se mete en la piel para quedarse, un destello de diversión en medio del tedioso y soporífero invierno, que forja guerreros del barro y ofrece espectáculo en cada metro de trazado.
Es por esta pasión que él Avanza Escola de Ciclismo calendo el I Trofeo Ciclocross Avanza, por ella remodelaron de arriba a abajo el velódromo y trabajaron sin esperar nada a cambio. Por esta pasión continuaron adelante con su prueba haciendo frente a un temporal y es por ella que a nosotros nos dio igual el viento y la lluvia con tal de disfrutar de aquello que amamos.
Son muchas las veces que he acudido al velódromo de Porriño, no era de las mejores pruebas pero estaba bien, siempre era una carrera divertida y emocionante, te volvías a casa satisfecho y la tipica frase para calificarla era: “bueno, estuvo bien, no es como si el velódromo diera para algo más”. Ahora resulta que llegan los del Avanza y nos dan a todos una lección con su carrera. Ellos, que tenían mucho que perder por culpa de las odiosas comparaciones, nos regalaron un trazado completamente nuevo, un giro de 180º a una prueba que ya empezaba a tener achaques debidos a su edad. Pero el éxito de la prueba se debió principalmente al trabajo organizativo y el esfuerzo invertido en pulir detalles. ¡Chapó! por todos los miembros de la organización que estuvieron pendientes de todo, de cada cinta que se rompió, de cada estaca que se cayó y de cada publicidad que se descolgó.
Cuando organizas una carrera quieres que venga muchos espectadores, pero el pasado domingo se colo una espontánea no deseada, Ana acudió a ver la prueba, ciclogénesis explosiva. Vamos!, lo que viene siendo un temporal de los de antes pero con vientos cíclicos, y diréis: “y qué importan que sean cíclicos”, pues preguntarle a mi paraguas, del cual se certificó su hora de defunción a las 11:45 a.m., una racha de viento trambolica (que subio y bajo, por si se da el caso de que viváis en una cueva y nunca hayáis visto el video) que me quiso hacer volar, y yo no volé, y se revento toito y mi paraguas se fue a la puta.
Hay quien piensa que me encanta la lluvia y no saben lo equivocados que están, me gusta el barro (lo adoro) y si quieres barro, tienes que lidiar también con la lluvia. Puestos a llover creo que es mejor que diluvie, y no porque me encante estar al día siguiente con la movilidad de un playmobil por aguantar durante 5 horas seguidas un paraguas, sino porque la lluvia fuerte laba al ciclista, aligera la densidad del barro facilitando el rodar y enjuaga todos esos puñeteros engranajes de la bici que se atascan con el lodo, por lo que si cae un aguacero, peor para mi pero mejor para los corredores. Resumiendo, no señores, no me gusta la lluvia, me va la marcha pero no soy masoca, me duele mojar mi cámara que cuesta lo mismo que muchas bicis aunque no lo parezca (no entremos ya en temas fotográficos técnicos y como te complica la vida la falta de luz), pero esta es mi pasión y el ciclocross no está completo sin su traje de fango.
Lo dicho, llovió a mares y soplo de lo lindo, y qué más da, es a lo que vinimos, ¿no?. Pero si resulta que no te gusta el barro, no soportas la lluvia, aborreces el frío y detestas el viento, es mejor que te dediques al parchís, porque esto de lo que estamos hablando es ciclocross. Es un deporte duro, donde el clima típico del otoño e invierno es otro de los obstáculos que hay que aprender a sortear. Te obliga a enfrentarte a condiciones adversas, pero es en la adversidad donde despertamos cualidades que en la comodidad hubieran permanecido dormidas, el ciclocross crea atletas y aficionados con unas características muy especiales. Como los compañeros del Avanza, que crearon circuitazo con dedicación y atención al detalle, o el centenar de ciclistas (desde los 8 hasta los 50 años) que se pasaron el temporal por la badana del cullot y afrontaron la carrera como si de un dia soleado se tratase, o los familiares y amigos que se agrupaban bajo los paraguas y cuando estos rompieron siguieron allí mojandose.
Puede que estemos locos, pero la locura es un placer que solo el loco conoce. Asique como loca que soy, dejarme sola con mi tema… AQUI tenéis el enlace a todas mis fotos del I Trofeo Ciclocross Avanza. Feliz semana gente, todos los locos nos vemos muy pronto en la siguiente carrera de la Copa Galicia.
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